San PIO X
Sobre los errores de "Le Sillon" (Surco) y la democracia
23 de agosto de 1910
Venerables Hermanos: Salud y Bendición apostólica:
INTRODUCCIÓN
Antecedentes sobre el movimiento "Le Sillon"
I. Sus ideas brillantes en lenguaje vago y equivoco, y
la necesidad de juzgarlas.
1. Vigilancia apostólica sobre la naturaleza de la fe
y la propagación de errores presentados en lenguaje que carece de claridad,
logica y verdad.
Nuestro cargo apostólico nos impone la obligación de
velar por la pureza de la fe y la integridad de la disciplina católica y de
preservar a los fieles de los peligros del error y del mal, mayormente cuando
el error y el mal se presentan con un lenguaje atrayente que, cubriendo la
vaguedad de las ideas y el equivoco de las expresiones con el ardor del
sentimiento y la sonoridad de las palabras, puede inflamar los corazones en el
amor de causas seductoras pero funestas. Tales fueron, no ha mucho, las
doctrinas de los seudofilosofos del siglo 18, las de la Revolución (Francesa) y
del Liberalismo tantas veces condenadas; tales son aun hoy las teorias de
"Le Sillon"; las cuales, no obstante apariencias brillantes y
generosas, carecen con harta frecuencia de claridad, de logica y de verdad, y,
por esta parte, no son propias, ciertamente, del espíritu católico y francés.
2. El Papa enjuicia su doctrina, pese al amor y aprecio
que siente por sus personas.
Hemos titubeado mucho tiempo, Venerables Hermanos, en
manifestar publica y solemnemente nuestro juicio acerca de "Le
Sillon", habiendo sido preciso, para que Nos decidiéramos a hacerlo, que
vuestras preocupaciones vinieran a juntarse a las nuestras; porque Nos amamos a
la valiente juventud alistada bajo la bandera de "Le Sillon", y la
creemos por muchos conceptos digna de elogio y admiración. Amamos a sus jefes,
en quienes, Nos complacemos en reconocer espiritus elevados, superiores a las
pasiones vulgares y animados del mas noble entusiasmo por el bien, Vosotros los
habéis visto, Venerables Hermanos, penetrados de su afecto vivisimo de
fraternidad humana, ir al encuentro de los que trabajan y padecen, para
sacarlos de la miseria y sostenidos en su sacrificio por el amor a Jesucristo y
por la practica ejemplar de la Religión.
II. El aspecto encomiable y vituperable de "Le
Sillon"
3. Origen y buena obra que realizo "Le
Sillon".
Era el día de la memorable Encíclica que publico
Nuestro Predecesor, de feliz memoria, León XIII, sobre la condición de los
obreros (Rerum Novarum). La Iglesia, por boca de su Cabeza suprema, había
vertido sobre los pequeños todas las ternuras de su corazón maternal, y parecia
que con vivas ansias convocaba a campeones, cada día mas numerosos, de la
restauración de la justicia y del orden en nuestra sociedad perturbada, ¿No es
verdad que los fundadores de "Le Sillon" venian en la ocasión
propicia a poner muchedumbres de jóvenes y creyentes al servicio de la Iglesia
para ayudarla a realizar sus deseos y esperanzas? Y en realidad de verdad
"Le Sillon" enarbolo entre clases obreras el estandarte de
Jesucristo, el signo de salvación para os individuos y las naciones,
alimentando su actividad social en las fuentes de la gracia, imponiendo respeto
de la Religión a las gentes menos favorables, acostumbrando a los ignorantes y
a los impíos a oir hablar de Dios, y a menudo, en conferencias de controversia,
ante un auditorio hostil, surgiendo, excitado por una pregunta o por un
sarcasmo, para confesar su fe denodada y arrogantemente. Estos eran los buenos
tiempos de "Le Sillon", este su lado bueno, que explica los alientos
y las aprobaciones que ni el Episcopado ni la Santa Sede le regatearon,
mientras este fervor religioso pudo velar el verdadero caracter del movimiento
sillonista.
4. Las desviaciones doctrinales del movimiento por
falta de formación.
Porque hay que decirlo, Venerables Hermanos: nuestras
esperanzas se han visto en gran parte defraudadas. Llego un día en que "Le
Sillon" descubrio para ojos perspicaces, algunas tendencias alarmantes.
"Le Sillon" se extraviaba. ¿Podria suceder otra cosa? Sus fundadores,
jóvenes, entusiastas y llenos de confianza en sí mismos, no estaban bastante
pertrechados de ciencia histórica, de sana filosofia y de teología solida ni
para afrontar sin peligro los difíciles problemas sociales y que los arrastraba
a su actitud y su corazón, ni para precaverse, en el terreno de la doctrina y
de la obediencia, contra las infiltraciones liberales y protestantes.
5. El Papa llama la atención a sacerdotes, seminaristas
y fieles.
No les faltarón consejos; a los consejos sucedierón
avisos; pero hemos tenido el sentimiento de ver que avisos y reprensiones se
deslizaban sobre sus almas escurridizas sin producir resultado. Las cosas han
llegado a tal extremo, que hariamos traición a Nuestro deber si guardaramos
silencio por mas tiempo. Tenemos obligación de decir la verdad a nuestros
queridos hijos de "Le Sillon", a quienes un generoso ardor ha llevado
a un camino tan errado como peligroso. Tenemos obligación de decirla a los
muchisimos seminaristas y sacerdotes que "Le Sillon" ha apartado, si
no de la autoridad, por lo menos de la dirección e influencia de los Obispos;
tenemos obligación de decirla, finalmente, a la Iglesia, dentro de la cual
"Le Sillon" siembra la discordia y cuyos intereses compromete.
I. JUICIO SOBRE "LE SILLON" EN GENERAL
1. Pretende sustraerse a la autoridad de la Iglesia:
primer error
6. No hay exclusivo orden temporal; todo lo humano
esta sujeto a la moral y por ende a la autoridad eclesiástica.
6
En primer lugar, conviene censurar severamente la
pretensión de "Le Sillon" de sustraerse a la dirección de la
autoridad eclesiástica. Los jefes de "Le Sillon" alegan que se mueven
en un terreno que no es el de la Iglesia, que solo se proponen fines del orden
temporal, y del orden espiritual; que el sillonista es simplemente un católico
dedicado a la causa de las clases trabajadoras, a las obras democraticas, y que
saca de la practica de su fe la valentia de su sacrificio; que, ni mas ni menos
que los artesanos, los labradores, los economistas y los politicos católicos,
esta sujeta a las reglas de la moral, comunes a todos, sin depender ni mas ni
menos que ellos, de una manera especial de la autoridad eclesiástica.
7. Su obra social es moral y religiosa; afirmar lo
contrario es un error.
7
Facilisima es la contestación a estos subterfugios. ¿A
quién se hará creer que los sillonistas católicos, que los sacerdotes y
seminaristas alistados en sus filas no tienen, en su actividad social, mas fin
que los intereses temporales de las clases obreras? Afirmar de ellos tal cosa,
creemos que seria hacerles agravio. La verdad es que los jefes de "Le
Sillon" se proclaman idealistas irreductibles; que quieren levantar las
clases trabajadoras, levantando primero la conciencia humana; que tienen
doctrina social propia y principios filosofico y religiosos propios para
reorganizar una sociedad con un plan nuevo: que se han formado un concepto
especial de la dignidad humana, de la libertad, de la justicia y de la fraternidad,
y que, para justificar sus suenos sociales apelan al Evangelio interpretando a
su modo, y lo que es mas grave todavía, a un Cristo desfigurado y disminuido.
Además enseñan estas ideas en sus Circulos de estudios, las inculcan a sus
compañeros y las trasladan a sus obras. Son, por tanto, verdaderos profesores
de moral social, civica y religiosa; y cualesquiera que sean las modificaciones
que quieran introducir en la organización del movimiento sillonista, tenemos el
derecho de decir que el fin de "Le Sillon", su caracter, su acción,
pertenecen al dominio de la moral, que es el dominio propio de la Iglesia, y
que, por consiguiente se alucinan los sillonistas cuando creen obrar en un
terreno en cuyos linderos expiran los derechos del poder doctrinal y directivo
de la autoridad eclesiástica.
8. El católico no debe sustraerse a la disciplina
eclesiástica.
8
Aunque sus doctrinas estuvieran exentas de error,
fuera con todo eso gravisima infracción de la disciplina católica el sustraerse
obstinadamente a la dirección de los que han recibido del cielo la misión de
guiar a los individuos y a las sociedades por el recto sendero de la verdad y
del bien. Pero el mal es mas hondo, ya lo hemos dicho: "Le Sillon",
arrebatado por un amor mal entendido a los débiles, se ha deslizado en el
error.
2. Pretende nivelar todas las clases: segundo error
9. La doctrina católica y papal sostiene la diversidad
de clases.
9
En efecto, "Le Sillon" se propone el
mejoramiento y regeneración de las clases obreras. Mas sobre esta materia están
ya fijados los principios de la doctrina católica, y ahí esta la historia de la
civilización cristiana para atestiguar su bienhechora fecundidad. Nuestro
Predecesor, de feliz memoria, los recordo en paginas magistrales, que los
católicos aplicados a las cuestiones sociales deben estudiar y tener siempre
presentes. l enseno especialmente que la democracia cristiana debe
"mantener la diversidad de clases, propias ciertamente de una sociedad
bien consituida, y querer para la sociedad humana aquella forma y condición que
Dios, su Autor, le senalo" (1). Anatematizo una "cierta democracia
cuya perversidad llega al extremo de atribuir a la sociedad las soberania del
pueblo y procurar la supresión y nivelación de las clases". Al propio
tiempo, León XIII imponia a los católicos el único programa de acción capaz de
restablecer y mantener a la sociedad en sus bases cristianas seculares. Ahora
bien, ¿qué han hecho los jefes de "Le Sillon"? No solo han adoptado
un programa y una enseñanza diferentes de las de León XIII (y ya seria singular
audacia de parte de unos legos erigirse en directores de la actividad social de
la Iglesia en competencia con el Soberano Pontifice), sino que abiertamente han
rechazado el programa trazado por León XIII, adoptando otro diametralmente
opuesto. Además de esto, desechando la doctrina recordada por León XIII acerca
de los principios esenciales de la sociedad, colocan la autoridad en el pueblo
o casi la suprimen, y tienen por ideal realizable la nivelación de clases. Van,
pues, al revés de la doctrina católica, hacia un ideal condenado.
(1) León XIII, Encíclica Graves de Communi, 18-1-1901.
«Dispares tueatur ordines, sane propios bene constituæ civitatis; eam demum
humano convictui velit formam atque indolem esse, qualem Deus auctor indidit. »
10. Labor encomiable de los "sillonistas",
acompanada de exageraciones nocivas.
10
Ya sabemos que se lisonjean de levantar la dignidad
humana y la condición, harto menospreciada, de las clases trabajadoras; de
procurar que sean justas y perfectas las leyes del trabajo y las relaciones
entre el capital y los salarios, de reinar, en fin, sobre la tierra una
justicia mejor y mayor caridad; y de promover en la humanidad, con movimientos
sociales hondos y fecundos, un progreso inesperado. Nos, ciertamente, no
vituperamos esos esfuerzos, que serian a todos visos excelentes si los
sillonistas no olvidaran que el progreso de un ser consiste en vigorizar sus
facultades naturales con nuevas fuerzas, y en facilitar el ejercicio de su
actividad en los limites y leyes de su constitución; pero que si, al contrario,
se hieren sus organos esenciales y se violan los limites de su actividad, se le
empuja, no hacia el progreso, sino hacia la muerte. Esto es, sin embargo, lo
que ellos quieren hacer de la sociedad humana; su sueno consiste en cambiar sus
cimientos naturales y tradicionales y en prometer una ciudad futura edificada
sobre otros principios que se atreven a declarar mas fecundos, mas beneficiosos
que aquellos sobre los que descansa la actual sociedad cristiana.
11. Dios y la Iglesia pusierón los cimientos de la
sociedad; los católicos deben restaurarlos sin cesar.
11
No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo
enérgicamente en estos tiempos de anarquia social e intelectual en que todos
sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificara la ciudad de modo
distinto de como Dios la edifico; no se edificara la ciudad si la Iglesia no
pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no esta por
inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha
existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad"
católica. No se trata mas que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus
fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la
utopia malsana, de la rebeldia y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo
(Ep 1,10 (restaurarlo todo en Cristo"))
Y para que no se nos acuse de formular juicios
demasiado sumarios y con rigor no justificado acerca de las teorias sociales de
"Le Sillon", queremos recordar sus puntos esenciales.
II. LOS PUNTOS ESENCIALES EN PARTICULAR
1. La dignidad humana mal entendida
12. Concepto de dignidad que la Iglesia no puede
alabar.
12
Le Sillón tiene la noble preocupación de la dignidad
humana. Pero esta dignidad la entiende a la manera de ciertos filosofos, de
quienes la Iglesia dista mucho de poder alabarse.
a) por entender una emancipación politica, económica e
intelectual desmedida
13. Libertad no es total emancipación politica,
económica e intelectual.
13
El primer elemento de esta dignidad es la libertad,
entendida en el sentido de que todo hombre, excepto en materia de religión, es
autonomo. De este principio fundamental saca las siguientes conclusiones: Hoy
el pueblo esta en tutela debajo de una autoridad distinta de él; Luego debe
liberarse de ella: emancipación politica. Está bajo la la dependencia de
patronos que, detentando sus instrumentos de trabajo, lo explotan, oprimen y
rebajan; luego debe sacudir su yugo: emancipación económica. Esta dominado,
finalmente, por una casta llamada directora, a la cual su desarrollo
intelectual asegura una preponderancia indebida en la dirección de los
negocios; luego debe sustraerse a su dominación: emancipación intelectual. La nivelación
de las condiciones desde este triple punto de vista establecera entre los
hombres la igualdad, y esta igualdad es la verdadera justicia humana. Una
organización politica y social fundada sobre esta base, la libertad y la
igualdad (a las que pronto vendra a juntarse la fraternidad), he aquí lo que
ellos llaman democracia.
b) por reclamar un desproporcionado y desordenado
poder politico, economico y mora del individuo
14. Democracia no es la participación mayor posible en
el orden politico y economico: el subdito no es rey, ni el obrero patron.
14
Sin embargo, la libertad y la igualdad no constituyen
más que el lado, por decirlo así, negativo. Lo que constituye propia y
positivamente la democracia es la participación mayor posible de todos en el
gobierno de la cosa pública. Y esto comprende un triple elemento: politico,
economico y moral.
Por de pronto, en politica, "Le Sillon" no
suprime la autoridad; antes al contrario, la estima indispensable; pero quiere
dividirla, o mejor dicho, multiplicarla de tal manera que cada ciudadano llegue
a ser una especie de rey. La autoridad, es cierto, dimana de Dios, pero reside
primordialmente en el pueblo, del cual se desprende por vía de elección o,
mejor aun, de selección, sin que por esto se aparte del pueblo y sea
independiente de él; será exterior, pero solo en apariencia; en realidad será
interior, porque será una autoridad consentida.
A proporción ocurrirá lo propio en el orden economico.
Sustraido a una clase particular, el patronazgo se multiplicara tanto que cada
obrero será una especie de patrono. La forma llamada a realizar este ideal
economico no será, según dicen, la del socialismo, sino un sistema de
cooperativas suficientemente multiplicadas para provocar una concurrencia
fecunda y para asegurar la independencia de os obreros, que no estaran
encadenados a ninguna de ellas.
15. El amor del interés publico y del bien común no es
el principio supremo de la autoridad moral.
15
He aquí ahora el elemento capital, el elemento moral.
Como la autoridad, según se ha visto, es muy reducida, es menester otra fuerza
para suplirla y para oponer una reacción permanente al egoismo individual. Este
nuevo principio, esta fuerza, es el amor del interés público, es decir, del fin
mismo de la profesión y de la sociedad. Imaginaos una sociedad donde en el alma
de cada ciudadano estos amores se subordinaran de tal modo que el bien superior
se antepusiera siempre al bien inferior, esta sociedad ¿no podría pasarse casi
sin autoridad y no ofreceria el ideal de la dignidad humana, teniendo cada
ciudadano un alma de rey, cada obrero, un alma de patron. Arrancado de la
estrechez de sus intereses privados y elevados al de su profesión, y mas
arriba, hasta los de la nación entera, y mas arriba aun, hasta los de la humanidad
(pues el horizonte de "Le Sillon" no se detiene en las fronteras de
la Patria, sino que se extiende a todos los hombres hasta los confines del
mundo), el corazón humano, ensanchado por el amor del bien común, abrazaria a
todos los compañeros de la misma profesión, a todos los compatriotas, a todos
los hombres. Y he aquí la grandeza y la nobleza humana ideal realizada por la
célebre trilogia Libertad, Igualdad, Fraternidad.
16. El papel que, según ellos, esta llamado a
desempenar su elemento moral en la economia y la politica.
16
Ahora bien, estos tres elementos, politico, economico
y moral, están subordinados uno a otro, siendo el principal, según hemos dicho,
el elemento moral. En efecto, imposible es que viva democracia politica alguna
si carece de raices profundas en la democracia económica; pero, a la vez, ni
una ni otra son posibles si no arraigan en tal estado de animo que la
conciencia posea responsabilidades y fuerzas morales proporcionada. Pero
suponed un estado de animo, formado tanto de responsabilidad consciente como de
fuerzas morales, entonces la democracia económica se desenvolvera naturalmente,
traduciéndose en actos de esa conciencia y de esas fuerzas; del mismo modo y
por igual camino saldra del régimen corporativo la democracia politica; y la
democracia politica y la económica, ésta como soporte de aquélla, quedaran
asentadas en la conciencia aun del pueblo sobre fundamentos inquebrantables.
17. La educación democratica "sillonista"
consiste exclusivamente en cultivar la conciencia y la responsabilidad civicas.
17
Tal es, en resumen, la teoria, se podría decir, el
sueno, de "Le Sillon"; a esto tiende su enseñanza, y lo que llama
educación democratica del pueblo, es a saber, a levantar al sumo grado la
conciencia y la responsabilidad civicas de cada ciudadano, de donde fluira la
democracia económica y la politica, y el reinado de la justicia, de la igualdad
y de la fraternidad.
2. Refutación de los errores.
18. En resumen, la teoria "sillonista"
falsea la doctrina católica al respecto.
18
Esta rapida exposición, Venerables Hermanos, os
muestra ya claramente cuanta razón teniamos de decir que "Le Sillon"
opone doctrina a doctrina, que edifica su sociedad sobre una teoria contraria a
la verdad católica y que falsea las nociones esenciales y fundamentales que
regulan las relaciones sociales de toda sociedad humana. Las siguientes
consideraciones pondran todavía mas de realce dicha oposición.
a) del error sobre la autoridad
19. La autoridad pública procede de Dios, no del
pueblo ni puede ser revocada por el pueblo.
19
Le Sillón coloca primordialmente la autoridad publica
en el pueblo, del cual deriva inmediatamente a los gobernantes, de tal manera,
sin embargo, que continua residiendo en el pueblo. Ahora bien, León XIII ha
condenado formalmente esta doctrina en su encíclica Diuturnum illud sobre el
poder politico, donde dice: "Muchos de nuestros contemporáneos, siguiendo
las huellas de aquellos que en el siglo pasado se dierón a sí mismos el nombre
de filosofos, afirman que toda autoridad viene del pueblo; por lo cual, los que
ejercen el poder no lo ejercen como cosa propia, sino como mandato o delegación
del pueblo, y de tal manera que tiene rango de ley la afirmación de que la
misma voluntad que entrego el poder puede revocarlo a su antojo. Muy diferente
es en este punto la doctrina católica, que pone en Dios, como en principio
natural y necesario, el origen de la autoridad politica" (1). Sin duda
"Le Sillon" hace derivar de Dios esta autoridad que coloca
primeramente en el pueblo, pero de tal suerte que la "autoridad sube de
abajo hacia arriba, mientras que, en la organización de la Iglesia, el poder
desciende de arriba hacia abajo" (2). Pero, además de que es anormal que
la delegación ascienda, puesto que por su misma naturaleza desciende, León XIII
ha refutado de antemano esta tentativa de conciliación de la doctrina católica
con el error del filosofismo. Porque prosigue: "Es importante advertir en
este punto que los que han de gobernar el Estad, pueden ser elegidos en
determinados casos por la voluntad y el juicio di la multitud, sin que la
doctrina católica se oponga o contradiga esta elección. Con esta elección se
designa el gobernante, pero no se le confieren los derechos del poder. Ni se
entrega el poder como un mandato, sino que se establece la persona que lo ha de
ejercer" (3).
(1) León XIII, Encíclica Diuturnum illud 29-6-1881. «Imo recentiores perplures, eorum vestigiis
ingredientes, qui sibi superiore sæculo philosophorum nomen inscripserunt,
omnem inquiunt potestatem a populo esse: quare qui eam in civitate gerunt, ab
iis non uti suam geri, sed ut a populo sibi mandatam, et hac quidem lege, ut
populi ipsius voluntate a quo mandata est revocari possit. Ab his vero
dissentiunt catholici homines, qui ius imperandi a Deo repetunt veluti a
naturali necessarioque principio».
(2) Marc Sangnier, discurso de Rouen, 1907.
(3) León XIII, Encíclica Diuturnum illud 29-6-1881.
«Interest autem attendere hac loco eos qui reipublicæ præfuturi sint posse in
quibusdam caussis voluntate iudicioque deligi multituduinis, non adversante
neque repugnante doctrina catholica. Quo sane delectu designatur princeps, non conferuntur iura principatus,
neque mandatur imperium, sed statuitur a quo sit gerendum».
20. La negación de la autoridad en la utopia y el
absurdo de la sociedad "sillonista"; necesidad de la autoridad y de
la obediencia, que no coartan la libertad.
20
Por otra parte, si el pueblo permanece como sujeto
detentador de poder, ¿en qué queda convertida la autoridad? Una sombra, un
mito; no hay ya ley propiamente dicha, no existe ya la obediencia. "Le
Sillon" lo ha reconocido; porque, como exige, en nombre de la dignidad
humana, la triple emancipación politica, económica e intelectual, la ciudad
futura por la que trabaja no tendra ya ni duenos ni servidores; en ella todos
los ciudadanos serán libres, todos camaradas, todos reyes. Una orden, un
precepto, seria un atentado contra la libertad; la subordinación a una
superioridad cualquiera seria una disminución del hombre; la obediencia, una
decadencia. ¿Es así, venerables hermanos, como la doctrina tradicional de la
Iglesia nos presenta las relaciones sociales en la ciudad, incluso en la mas
perfecta posible? ¿Es que acaso toda sociedad de seres independientes y
desiguales por naturaleza no tiene necesidad de una autoridad que dirija su
actividad hacia el bien común y que imponga su ley? Y si en la sociedad se
hallan seres perversos (los habra siempre), ¿no debera la autoridad ser tanto
mas fuerte cuanto más amenazador sea el egoismo de los malvados? Además, ¿se
puede afirmar con alguna sombra de razón que hay incompatibilidad entre la
autoridad y la libertad, a menos que uno se engane groseramente sobre el
concepto de libertad? ¿Se puede enseñar que la obediencia es contraria a la
dignidad humana y que el ideal seria sustituir la obediencia por la
"autoridad consentida"? ¿Es que acaso el apóstol San Pablo no tuvo a
la vista la sociedad humana en todas sus etapas posibles, cuando ordenaba a los
fieles estar sometidos a toda autoridad? (ver Rm 13,1-5 He 13,17) ¿Es que la
obediencia a los hombres en cuanto representantes legitimos de Dios es decir,
en fin de cuentas, la obediencia a Dios, rebaja al hombre y lo sitúa vilmente
por debajo de sí mismo? ¿Es que el estado religioso, fundado sobre la
obediencia, seria contrario al ideal de la naturaleza humana? ¿Es que los
santos, que han sido los más obedientes de los hombres, eran esclavos o
degenerados? ¿Es que, finalmente, podemos imaginar un estado social en el que
Jesucristo, venido de nuevo ala tierra, no diera ya el ejemplo de la obediencia
y no dijera ya: Dad al César lo que es del César ya Dios lo que es de Dios? (Lc
20,25 Rm 13,7)
b) del error sobre la justicia e igualdad
21. La desigualdad no es injusticia ni la democracia,
el único régimen justo ni goza de especial privilegio.
21
Le Sillon, que ensena estas doctrinas y las practica
en su vida interior, siembra, por tanto, entre vuestra juventud católica
nociones erroneas y funestas sobre la autoridad, la libertad y la obediencia.
No es diferente lo que sucede con la justicia y la igualdad. "Le
Sillon" se esfuerza, así lo dice, por realizar una era de igualdad, que
seria, por esto mismo, una era de justicia mejor. ¡Por esto, para él, toda
desigualdad de condición es una injusticia o, al menos, una justicia menor!
Principio totalmente contrario a la naturaleza de las cosas, productor de
envidias y de injusticias y subversivo de todo orden social. ¡De esta manera la
democracia es la única que inaugurara el reino de la perfecta justicia! ¿No es
esto una injuria hecha a las restantes formas de gobierno, que quedan rebajadas
de esta suerte al rango de gobiernos impotentes y peores? Pero, además,
"Le Sillon" tropieza también en este punto con la enseñanza de León
XIII. Habria podido leer en la encíclica ya citada sobre el poder politico que,
"salvada la justicia, no esta prohibida a los pueblos la adopción de aquel
sistema de gobierno que sea mas apto y conveniente a su manera de ser o a las
instituciones y costumbres de sus mayores" (1) y la encíclica hace alusión
a la triple forma de gobierno de todos conocida. Supone, pues, que la justicia
es compatible con cada una de ellas. Y la encíclica sobre la condición de los
obreros, ¿no afirma claramente la posibilidad de restaurar la justicia en las
organizaciones actuales de la sociedad, al indicar los medios de esta
restauracion? Ahora bien, sin duda alguna, León XIII hablaba no de una justicia
cualquiera, sino de la justicia perfecta. Al enseñar, pues, que la justicia es
compatible con las tres formas de gobierno conocidas, ensenaba que, en este
aspecto, la democracia no goza de un privilegio especial. Los sillonistas, que
pretenden lo contrario o bien rehusan oir a la Iglesia o bien se forman de la
justicia y de la igualdad un concepto que no es católico.
(1) León XIII, Encíclica Diuturnud illud, 29-6-1881.
«Quamorbem, salva iustitia, non prohibentur populi illud sibi genus comparare
reipublicæ, quod aut ipsorum ingenio aut maiorum institutis moribusque magis
respondeat».
c) del error sobre la fraternidad
22. El falso y débil fundamento de la fraternidad, que
se pone en interés común o en la simple humanidad.
22
Lo mismo sucede con la noción de la fraternidad, cuya
base colocan en el amor de los intereses comunes, o, por encima de todas las
filosofias y de todas las religiones en la simple noción de humanidad,
englobando así en un mismo amor y en una igual tolerancia a todos los hombres
con todas sus miserias, tanto intelectuales y morales como fisicas y
temporales. Ahora bien, la doctrina católica nos ensena que el primer deber de
la caridad no esta en la tolerancia de las opiniones erroneas, por muy sinceras
que sean, ni en la indiferencia teorica o practica ante el error o el vicio en
que vemos caídos a nuestros hermanos, sino en el celo por su mejoramiento
intelectual y moral no menos que en el celo por su bienestar material. Esta
misma doctrina católica nos ensena también que la fuente del amor al prójimo se
halla en el amor de Dios, Padre común y fin común de toda la familia humana, y
en el amor de Jesucristo, cuyos miembros somos, hasta el punto de que aliviar a
un desgraciado es hacer un bien al mismo Jesucristo Todo otro amor es ilusión o
sentimiento estéril y pasajero.
La caridad cristiana y Jesucristo mismo, verdadera
base de la fraternidad humana.
23
Ciertamente, la experiencia humana esta ahí, en las
sociedades paganas o laicas de todos los tiempos, para probar que, en
determinadas ocasiones, la consideración de los intereses comunes o de la semejanza
de naturaleza pesa muy poco ante las pasiones y las codicias del corazón. No,
Venerables Hermanos, no hay verdadera fraternidad fuera de la caridad
cristiana, que por amor a Dios y a su Hijo Jesucristo, nuestro Salvador, abraza
a todos los hombres, para ayudarlos a todos y para llevarlos a todos a la misma
fe ya la misma felicidad del cielo. Al separar la fraternidad de la caridad
cristiana así entendida, la democracia, lejos de ser un progreso, constituiria
un retroceso desastroso para la civilización. Porque, si se quiere llegar, y
Nos lo deseamos con toda nuestra alma, a la mayor suma de bienestar posible
para la sociedad y para cada uno de sus miembros por medio de la fraternidad,
o, como también se dice, por medio de la solidaridad universal, es necesaria la
unión de los espiritus en la verdad, la unión de las voluntades en la moral, la
unión de los corazones en el amor de Dios y de su Hijo Jesucristo. Esta unión
no es realizable más que por medio de la caridad católica, la cual es, por
consiguiente, la única que puede conducir a los pueblos en la marcha del
progreso hacia el ideal de la civilización.
d) del error sobre la dignidad de la persona humana
23. El origen de todas las falsas nociones sociales es
la equivocada idea de la dignidad humana.
23
Finalmente, en la base de todas las falsificaciones de
las nociones sociales fundamentales, "Le Sillon" coloca una idea
falsa de la dignidad humana. Segun él, el hombre no será verdaderamente hombre,
digno de este nombre, mas que el día en que haya adquirido una conciencia
luminosa, fuerte, independiente, autonoma, pudiendo prescindir de todo maestro,
no obedeciendo mas que a sí mismo, y capaz de asumir y de cumplir sin falta las
mas graves responsabilidades. Grandilocuentes palabras, con las que se exalta
el sentimiento del orgullo humano; sueno que arrastra al hombre sin luz, sin
guia y sin auxilios por el camino de la ilusión, en el que, aguardando el gran
día de la plena conciencia, será devorado por el error y las pasiones. Además,
¿cuando vendra este gran día? A menos que cambie la naturaleza humana (cosa que
no esta al alcance de le Sillon), ¿vendra ese día alguna vez? ¿Es que los
santos, que han llevado la dignidad humana a su apogeo, tenian esa pretendida
dignidad? y los humildes de la tierra, que no pueden subir tan alto y que se
contentan con modestamente su surco en el puesto que la Providencia les
ha,senalado, cumpliendo enérgicamente sus deberes en la humildad, la obediencia
y la paciencia cristiana, ¿no serán dignos de llamarse hombres, ellos a quienes
el Señor sacara un día de su condición obscura para colocarlos en el cielo
entre los principes de su pueblo?
24. Existen aun otros aspectos erroneos.
24
Pero basta ya de reflexiones sobre los errores de
"Le Sillon", pues si pretendiéramos agotar la materia, habriamos de
llamar vuestra atención sobre otros dictamenes suyos igualmente errados y
peligrosos: verbigracia, sobre la manera de entender el poder coercitivo de la
Iglesia. Importa ver ahora la influencia de estos errores en la conducta
práctica de "Le Sillon" y en su acción social.
3. Rechazo de sus prácticas erroneas y de su
indisciplinada acción social
25. La camaraderia absoluta entre ellos y la
eliminación practica de diferencias.
Las doctrinas de "Le Sillon" no quedan en el
dominio de la abstracción filosofica. Son enseñadas a la juventud católica y,
además, se hacen ensayos para vivirlas. "Le Sillon" se considera como
el nucleo de la ciudad futura; la refleja, por consiguiente, lo mas fielmente
posible. En efecto, no hay jerarquía en "Le Sillon". La minoria que
lo dirige se ha destacado de la masa por selección, es decir, imponiéndose a
ella por su autoridad moral y por sus virtudes. La entrada es libre, como es
libre también la salida. Los estudios se hacen allí sin maestro; todo lo mas,
con un consejero. Los circulos de estudio son verdaderas cooperativas
intelectuales, en las que cada uno es al mismo tiempo maestro y discípulo. La
camaraderia mas absoluta reina entre los miembros y pone en contacto total sus
almas; de aquí el alma común de "Le Sillon". Se le ha definido
"una amistad". El mismo sacerdote, cuando entra en él, abate la
eminente dignidad de su sacerdocio y, por la mas extraña inversión de papeles,
se hace discípulo, se pone al nivel de sus jóvenes amigos y no es mas que un
camarada.
26. Quebranto consiguiente del respeto y de la
obediencia en esa falsa sociedad y espíritu peligroso
26
En estas costumbres democraticas y en las teorias
sobre la ciudad ideal que las inspira, reconoceréis, venerables hermanos, causa
secreta de los fallos disciplinarios que tan frecuentemente habéis debido
reprochar a "Le Sillon". No es extrano que no hayais encontrado en
los jefes y en sus camaradas así formados, fuesen seminaristas o sacerdotes, el
respeto, la docilidad y la obediencia que son debidos a vuestra persona y a
vuestra autoridad; que sintais de parte de ellos una sorda oposición, y que
tengais el dolor de verlos apartarse totalmente, o, cuando son forzados por la
obediencia, de entregarse con disgusto a las obras no sillonistas. Vosotros
sois el pasado; ellos son los pioneros de la civilización futura. Vosotros
representais la jerarquía, las desigualdades sociales, la autoridad y la
obediencia: instituciones envejecidas, a las cuales las almas de ellos,
estimuladas por otro ideal, no pueden plegarse. Nos tenemos sobre este estado
de espíritu el testimonio de hechos dolorosos, capaces de arrancar lágrimas; y
Nos no podemos, a pesar de nuestra longanimidad, substraernos a un justo
sentimiento de indignación. ¡Porque se inspira a vuestra juventud católica la
desconfianza hacia la Iglesia, su madre; se le ensena que, después de
diecinueve siglos, la Iglesia no ha logrado todavía en el mundo constituir la
sociedad sobre sus verdaderas bases; que no ha comprendido las nociones
sociales de la autoridad, de la libertad, de la igualdad, de la fraternidad y
de la dignidad humana; que los grandes obispos y los grandes monarcas que han
creado y han gobernado tan gloriosamente a Francia no han sabido dar a su
pueblo ni la verdadera justicia ni la verdadera felicidad, porque no tenian el
ideal de "Le Sillon"!
El soplo de la Revolución ha pasado por aquí, y Nos
podemos concluir que, si las doctrinas sociales de "Le Sillon" son
erroneas su espíritu es peligroso, y su educación, funesta.
III. LA IGLESIA Y "LE SILLON"
1. La doctrina de Le Sillón no satisface a la Iglesia
27. Pretenden ser los mejores católicos.
27
Pero, entonces, ¿qué debemos pensar de la acción de
"Le Sillon" en la Iglesia, de "Le Sillon", cuyo catolicismo
es tan puntilloso que, si no se abraza su causa, se seria a sus o.ios un
enemigo interior del catolicismo y no se comprenderia para nada ni el Evangelio
ni a Jesucristo? Juzgamos necesario insistir sobre esta cuestión. porque es
precisamente su ardor católico el que ha valido a "Le Sillon", hasta
en estos ultimos tiempos, valiosos alientos e ilustres sufragios. Pues bien,
ante las palabras y los hechos, Nos estamos obligados a decir que, tanto en su
acción como en su doctrina, "Le Sillon" no satisface a la Iglesia.
a) por admitir solo la forma democratica
28. Su catolicismo es deficiente porque admite solo el
régimen democratico.
28
En primer lugar, su catolicismo no se acomoda mas que
a la forma de gobierno democratica, que juzga ser la mas favorable a la Iglesia
e identificarse por así decirlo con ella; enfeuda, pues, su religión a un
partido politico. Nos no tenemos que demostrar que el advenimiento de la
democracia universal no significa nada para la acción de la Iglesia en el
mundo; hemos recordado ya que la Iglesia ha dejado siempre a las naciones la
preocupación de darse el gobierno que juzguen mas ventajoso para sus intereses.
Lo que Nos queremos afirmar una vez más, siguiendo a nuestro predecesor, es que
hay un error y un peligro en enfeudar, por principio, el catolicismo a una
forma de gobierno; error y peligro que son tanto más grandes cuando se
identifica la religión con un género de democracia cuyas doctrinas son
erroneas. Este es el caso de "Le Sillon", el cual, comprometiendo de
hecho a la Iglesia en favor de una forma politica especial, divide a los
católicos, arranca a la juventud, e incluso a los sacerdotes y a los
seminaristas, de la acción simplemente católica y malgasta, a fondo perdido,
las fuerzas vivas de una parte de la nación.
b) por prescindir de la religión
29. El "sillonista" prescinde practicamente
de su Religión y proclamandose católico no defiende su catolicismo.
29
Y ved, Venerables Hermanos, una sorprendente
contradicción: precisamente invocando el principio de que la Religión debe
dominar sobre todos los partidos, se abstiene "Le Sillon" de defender
la Iglesia combatida. No es esta, en verdad, la que a la arena politica ha
descendido; antes bien la han arrastrado a ella para mutilarla y despojarla. Y
siendo esto así, ¿no deben los católicos usar de las armas politicas que tienen
en sus manos para defenderla, y también para obligar a la politica a mantenerse
en su terreno y no ocuparse con la Iglesia con la Iglesia mas que para darle lo
que le es debido. Pues bien; a vista de las tropelias que se perpetran contra
la Iglesia, se ve frecuentemente con dolor a los "sillonistas"
cruzarse de brazos, si no les tiene en cuenta defenderla, véseles dictar o
sostener un programa que por ningún lado, ni en ningún grado, descubre al católico,
sin que esto sea obstáculo para que esos mismos hombres confiesen su fe en
plena lucha politica, al golpe de alguna provocación, dando así a entender que
hay dos hombres en "sillonista": el individuo que es católico, y el
"sillonista", el hombre de acción, que es neutro.
30. "El mas grande Surco" como unión moral
de todas las religiones y sectas, con total independencia de la Religión.
30
Hubo un tiempo en que "Le Sillon", como tal,
era formalmente católico. En materia de fuerza moral, no reconocia más que una,
la fuerza católica, e iba proclamando que la democracia seria católica o no
seria democracia. Vino un momento en que se opero una revisión. Dejo a cada uno
su religión o su filosofia. Ceso de llamarse católico, ya la formula "La
democracia será católica", sustituyo esta otra: "La democracia no
será anticatólica", de la misma manera que no será antijudia o
antibudista. Esta fue la época del plus grand Sillon. Se llamo para la
construcción de la ciudad futura a todos los obreros de todas las religiones y de
todas las sectas. Solo se les exigio abrazar el mismo ideal social, respetar
todas las creencias y aportar una cierta cantidad de fuerzas morales. Es
cierto, se proclamaba, "los jefes de "Le Sillon" ponen su fe
religiosa por encima de todo. Pero ¿Pueden negar a los demás el derecho de
beber su energia moral allí donde les es posible? En compensación, quieren que
los demás respeten a ellos su derecho de beberla en la fe católica. Exigen, por
consiguiente, a todos aquellos que quieren transformar la sociedad presente en
el sentido de la democracia, no rechazarse mutuamente a causa de las
convicciones filosoficas o religiosas que pueden separarlos, sino marchar
unidos, sin renunciar a sus convicciones, pero intentando hacer sobre el
terreno de las realidades practicas la prueba de la excelencia de sus
convicciones personales. Tal vez sobre este terreno de la emulación entre almas
adheridas a diferentes convicciones religiosas o filosoficas podrá realizarse
la union" (1). Y se declara al mismo tiempo (¿como podia realizarse esto?)
que el pequeño "Le Sillon" católico seria el alma del gran "Le
Sillon" cosmopolita.
(1) Marc Sangnier, Discours de Rouen, 1907.
"Surcos" democraticos independientes para
cada religión y secta.
Recientemente, el nombre del plus grand "Le
Sillon" ha desaparecido, y una nueva organización ha intervenido, sin
modificar, todo lo contrario, el espíritu y el fondo de las cosas "para
poner orden en el trabajo y organizar las diversas fuerzas de actividad.
"Le Sillon" queda siempre como un alma, un espíritu, que se mezclara
a los grupos e inspirara su actividad", y todos los grupos nuevos quedan
en apariencia autonomos: a los católicos, a los protestantes, a los
librepensadores se les pide que se pongan a trabajar. "Los camaradas
católicos trabajaran entre ellos en una organización especial para instruirse y
educarse. Los democratas protestantes y librepensadores haran lo mismo por su
parte. Todos, católicos, protestantes y librepensadores, tendran muy en su
corazón armar a la juventud, no para una lucha fratricida, sino para una
generosa emulación en el terreno de las virtudes sociales y civicas" (2).
(2) Marc Sangnier, Paris, Mai 1910.
c) por pretender establecer una justicia fuera de la
Religión
31. La civilización supone la moral, y la moral,
Religión; por eso en las realidades pr´cticas importa la convicción religiosa.
31
Estas declaraciones y esta nueva organización de la
acción sillonista provocan graves reflexiones.
He aquí, fundada por católicos, una asociación
interconfesional para trabajar en la reforma de la civilización, obra religiosa
de primera clase; porque no hay verdadera civilización sin la civilización
moral, y no hay verdadera civilización moral sin la verdadera religión: esta es
una verdad, demostrada, éste es un hecho histórico. y los nuevos sillonistas no
podrán pretextar que ellos trabajaran solamente "en el terreno de las
realidades practicas", en el que la diversidad de las creencias no
importa. Su jefe siente tan claramente esta influencia de las convicciones del
espíritu sobre el resultado de la acción, que les invita, sea la que sea la
religión a que pertenecen, a "hacer en el terreno de las realidades
prácticas la prueba de la excelencia de sus convicciones personales". Y
con razón, porque las realizaciones prácticas revisten el caracter de las
convicciones religiosas, de la misma manera que los miembros de un cuerpo hasta
en sus ultimas extremidades reciben su forma del principio vital que los anima.
32. La "Junta democratica de Acción Social"
propicia una imposible y peligrosa mezcolanza de religiones y convicciones.
32
Esto supuesto, ¿qué pensar de la promiscuidad en que
se encontraran colocados los jóvenes católicos con heterodoxos e incrédulos de
toda clase en una obra de esta naturaleza? ¿No es ésta mil veces más peligrosa
para ellos que una asociación neutra? ¿ Qué pensar de este llamamiento a todos
los heterodoxos y a todos los incrédulos para probar la excelencia de sus
convicciones sobre el terreno social, en una especie de concurso apologético,
como si este concurso no durase ya hace diecinueve siglos, en condiciones menos
peligrosas para la fe de los fieles y con toda honra de la Iglesia católica?
¿Qué pensar de este respeto a todos los errores y de la extraña invitación,
hecha por un católico, a todos los disidentes para fortificar sus convicciones
por el estudio y para hacer de ellas fuentes siempre mas abundantes de fuerzas
nuevas? ¿Qué pensar de una asociación en que todas las religiones e incluso el
libre pensamiento pueden manifestarse en alta voz, a su capricho? Porque los
sillonistas, que en las conferencias publicas y en otras partes proclaman
enérgicamente su fe individual, no pretenden ciertamente cerrar la boca a los
demás e impedir al protestante afirmar su protestantismo y al escéptico su
escepticismo. ¿Qué pensar, finalmente, de un católico que al entrar en su
circulo de estudios deja su catolicismo a la puerta para no asustar a sus
camaradas, que, "sonando en una acción social desinteresada, rechazan
subordinarla al triunfo de intereses, de grupos o incluso de convicciones, sean
las que sean". Tal es la profesión de fe del nuevo comité democratico de
acción social, que ha heredado el defecto mayor de la antigua organización y
que, dice, "rompiendo el equivoco mantenido en torno al plus grand
"Le Sillon", tanto en los medios reaccionarios como en los medios
anticlericales", esta abierto a todos los hombres "respetuosos de las
fuerzas morales y religiosas y convencidos de que ninguna emancipación social
verdadera es posible sin el fermento de un generoso idealismo".
33. No quieren que la acción social
"sillonista" aproveche a la Iglesia, en cambio ésta ayuda a aquélla.
33
Si, por desgracia, el equivoco esta deshecho; la
acción social de "Le Sillon" ya no es católica; el sillonista, como
tal, no trabaja para un grupo, y "la Iglesia, dice, no podrá ser por
titulo alguno beneficiaria de las simpatias que su acción podrá suscitar".
¡Insinuación verdaderamente extraña! Se teme que la Iglesia se aproveche de la
acción social de "Le Sillon" con un fin egoista e interesado, como si
todo lo que aprovecha a la Iglesia no aprovechase a la humanidad. Extrana
inversión de ideas: es la Iglesia la que seria la beneficiaria de la acción
social, como si los mas grandes economistas no hubieran reconocido y demostrado
que es esta acción social la que, para,ser seria y fecunda, debe beneficiarse
de la Iglesia.
d) por aliarse en su obra a gente de las doctrinas mas
heterogéneas.
34. Constituye una quimérica empresa reemplazar con un
vago idealismo y virtud civica la obra inmortal de la Iglesia.
34
Pero mas extranas todavía, tremendas y dolorosas a la
vez, son la audacia y la ligereza de espíritu de los hombres que se llaman
católicos, que suenan con volver a fundar la sociedad en tales condiciones y
con establecer sobre la tierra, por encima de la Iglesia católica, "el
reino de la justicia y del amor", con obreros venidos de todas partes, de
todas las religiones o sin religión, con o sin creencias, con tal que olviden
lo que les divide: sus convicciones filosoficas y religiosas, y que pongan en
común lo que les une: un generoso idealismo y fuerzas morales tomadas
"donde les sea posible". Cuando se piensa en todo lo que ha sido
necesario de fuerzas, de ciencia, de virtudes sobrenaturales para establecer la
ciudad cristiana, y los sufrimientos de millones de mártires, y las luces de
los Padres y de los doctores de la Iglesia, y la abnegación de todos los héroes
de la caridad, y una poderosa jerarquía nacida del cielo, y los rios de gracia
divina y todo lo edificado, unido compenetrado por la Vida y el Espíritu de
Jesucristo, Sabiduria de Dios, Verbo hecho hombre; cuando se piensa, decimos,
en todo esto, queda uno admirado de ver a los nuevos apostoles esforzarse por
mejorarlo con la puesta en común de un vago idealismo y de las virtudes
civicas. ¿Qué van a producir? ¿Qué es lo que va a salir de esta colaboracion?
Una construcción puramente verbal y quimérica, en la que veremos reflejarse
desordenadamente y en una confusión seductora las palabras de libertad,
justicia, fraternidad y amor, igualdad y exaltación humana, todo basado sobre
una dignidad humana mal entendida. Sera una agitación tumultuosa, estéril para
el fin pretendido y que aprovechara a los agitadores de las masas menos
utopistas. Si verdaderamente se puede afirmar que "Le Sillón se ha hecho
companero de viaje del socialismo, puesta la mirada sobre una quimera.
35. El "Sillonismo" pretende ser una nueva
religión.
35
Nos tememos algo todavía peor. El resultado de esta
promiscuidad en el trabajo, el beneficiario de esta acción social cosmopolita
no puede ser otro que una democracia que no será ni católica, ni protestante,
ni judia; una religión (porque el sillonismo, sus jefes lo han dicho... es una
religion) mas universal que la Iglesia católica, reuniendo a todos los hombres,
convertidos, finalmente, en hermanos y camaradas en "el reino de
Dios" "No se trabaja para la Iglesia, se trabaja para la
humanidad".
2. La conducta no católica de "Le Sillon" no
satisface a la Iglesia
36. Su catolicismo termino en apostasia organizada.
36
Y ahora, penetrados de la mas viva tristeza. No nos
preguntamos. venerables hermanos, en qué ha quedado convertido el catolicismo
de "Le Sillon". Desgraciadamente, el que daba en otro tiempo tan
bellas esperanzas, este rio limpido e impetuoso, ha sido captado en su marcha
por los enemigos modernos de la Iglesia y no forma ya en adelante mas que un
miserable afluente del gran movimiento de apostasia, organizado en todos los países,
para el establecimiento de una Iglesia universal que no tendra ni dogmas, ni
jerarquía, ni regla para el espíritu ni freno para las pasiones y que, so
pretexto de libertad y de dignidad humana consagraria en el mundo, si pudiera
triunfar. el reino legal de la astucia y de la fuerza y la opresión de los
débiles, de los que sufren y trabajan.
37. Su nuevo "Evangelio" tiene aspectos
irrespetuosos y blasfemos.
37
Nos conocemos muy bien los sombrios talleres en que se
elaboran estas doctrinas deletéreas que no deberian seducir a los espiritus
clarividentes. Los jefes de "Le Sillon" no han podido defenderse de
ellas: la exaltación de sus sentimientos, la ciega bondad de su corazón, su
misticismo filosofico mezclado con una parte de iluminismo los han arrastrado
hacia un nuevo evangelio, en el que han creido ver el verdadero Evangelio del
Salvador, hasta el punto que osan tratar a Nuestro Señor Jesucristo con una
familiaridad soberanamente irrespetuosa y al estar su ideal emparentado con el
de la Revolución, no temen hacer entre el Evangelio y la Revolución
aproximaciones blasfemas que no tienen la excusa de haber brotado de cierta
improvisación apresurada.
38. Deforman el verdadero Evangelio y a Cristo,
descartando su divinidad y acentuando sus virtudes sociales.
38
Nos queremos llamar vuestra atención, venerables
hermanos, sobre esta deformación del Evangelio y del caracter sagrado de
Nuestro Señor Jesucristo, Dios y Hombre, practicada en "Le Sillon" y
en otras partes. Cuando se aborda la cuestión social, esta de moda en algunos
medios eliminar, primeramente la divinidad de Jesucristo y luego no hablar mas
que de su soberana mansedumbre, de su compasión por todas las miserias humanas,
de sus apremiantes exhortaciones al amor del prójimo y a la fraternidad. Ciertamente,
Jesús nos ha amado con un amor inmenso, infinito, y ha venido a la tierra a
sufrir y morir para que, reunidos alrededor de El en la justicia y en el amor,
animados de los mismos sentimientos de caridad mutua, todos los hombres vivan
en la paz y en la felicidad. Pero a la realización de esta felicidad temporal y
eterna ha puesto, con una autoridad soberana, la condición de que se forme
parte de su rebaño, que se acepte su doctrina, que se practique su virtud y que
se deje uno enseñar y guiar por Pedro y sus sucesores. Porque, si Jesús ha sido
bueno para los extraviados y los pecadores, no ha respetado sus convicciones
erroneas, por muy sinceras que pareciesen; los ha amado a todos para
instruirlos, convertirlos y salvarlos. Si ha llamado hacia si, para aliviarlos,
los, a los que padecen y sufren (ver Mt 11,28), no ha sido para predicarles el
celo por una del igualdad quimérica. Si ha levantado a los humildes, no ha sido
para inspirarles el sentimiento de una dignidad independiente y rebelde a la obediencia.
Si su corazón desbordaba mansedumbre para las almas de buena voluntad, ha
sabido igualmente armarse de una santa indignación contra los profanadores de
la casa de Dios (ver Mt 21,13 Lc 19,46), contra los miserables que escandalizan
a los pequeños (ver Lc 17,2), contra las autoridades que agobian al pueblo bajo
el peso de onerosas cargas sin poner en ellas ni un dedo para aliviarlas (ver
Mt 23,4). Ha sido tan enérgico como dulce; ha reprendido, amenazado, castigado,
sabiendo y enseñandonos que con frecuencia el temor es el comienzo de la
sabiduría (ver Pr 1,7 Pr 9,10) y que conviene a veces cortar un miembro para
salvar al cuerpo (ver Mt 18,8-9). Finalmente, no ha anunciado para la sociedad
futura el reino de una felicidad ideal, del cual el sufrimiento quedara
desterrado, sino que con sus lecciones y con sus ejemplos ha trazado el camino
de la felicidad posible en la tierra y de la felicidad perfecta en el cielo: el
camino de la cruz. Estas son enseñanzas que se intentaria equivocadamente
aplicar solamente a la vida individual con vistas a la salvación eterna; son
enseñanzas eminentemente sociales, y nos demuestran en Nuestro Señor Jesucristo
algo muy distinto de un humanitarismo sin consistencia y sin autoridad.
CONCLUSIÓN
Exhortación del Papa
1. A los obispos, sacerdotes y jóvenes de Francia
39. Misión de los obispos, recordar los deberes.
39
Vosotros, Venerables Hermanos, proseguid activamente
la obra del Salvador de os hombres con la imitación de su mansedumbre y de su
energia. Inclinaos a todas las miserias, ningún dolor escape a vuestra
solicitud pastoral, ninguna queja os halle indiferentes. Pero predicad también
denodadamente a grandes y pequeños sus deberes; a vosotros toca formar la
conciencia del pueblo y de los poderes publicos. La cuestión social estara muy
cerca de su solución cuando unos y otros, menos exigentes de sus derechos,
cumplan exactamente sus deberes.
Dediquen sacerdotes al estudio de la ciencia social y
la solución de sus problemas.
Además, como en el conflicto de intereses, y
especialmente en la lucha con las fuerzas de los malos, ni la virtud ni aun la
santidad bastan siempre para asegurar al hombre el pan de cada día, y como el
rodaje social debe ordenarse de suerte que con su juego natural paralice los
esfuerzos de los malvados y haga asequible a todos los hombres de buena
voluntad su parte legitima de felicidad terrena, ardientemente deseamos que a
este fin os intereséis activamente en la organización de la sociedad. Con este
fin, en tanto que vuestro sacerdotes se entregaran con celo a la santificación
de las almas, a la defensa de la Iglesia y a las obras de caridad propiamente
dichas, escogeréis algunos de ellos activos y de espíritu poderoso, provistos
de los grados de doctores en filosofia y teología, perfectamente instruidos en
a historia de la civilización antigua y moderna, y los dedicaréis a los
estudios menos elevados y mas practicos de la ciencia social para ponerlos, en
tiempo oportuno, al frente de las obras de acción católica. Mas cuiden esos
sacerdotes de no dejarse extraviar en el dédalo de las opiniones contemporaneas
por el espejismo de una falsa democracia; no tomen de la retorica de los peores
enemigos de la Iglesia, y del pueblo un lenguaje enfatico y lleno de promesas
tan sonoras como irrealizables; persuadanse que la cuestión social y la ciencia
social no nacierón ayer; que en todas las edades la Iglesia y el Estado
concertados felizmente suscitarón para el bienestar de la sociedad
organizaciones fecundas; que la Iglesia que jamás ha traicionado la felicidad
del pueblo con alianzas comprometedoras, no tiene que desligarse de lo pasado,
antes le basta anudar, con el concurso de los verdaderos obreros de la
restauración social, los organismos rotos por la revolución, y adaptarlos, con
el mismo espíritu cristiano de que estuvierón animados, al nuevo medio creado
por la evolución material de la sociedad contemporanea, porque los verdaderos
amigos del pueblo no son ni revolucionarios ni innovadores, sino
tradicionalistas.
Llamado a la juventud "sillonista".
A esta obra eminentemente digna de vuestro celo
pastoral deseamos que la juventud de "Le Sillon", no solo no ponga
obstáculo alguno, sino que, desarraigada de sus errores, aporte en el orden y
sumisión convenientes su leal y eficaz concurso.
2. A los jefes de "Le Sillon"
40. Pedido a los jefes y normas para los reacios;
abstención total de sacerdotes y seminaristas.
40
Volviéndonos ahora, pues, a los jefes de "Le
Sillon", con la confianza de un padre que habla a sus hijos, les pedimos
por su bien, por el de la Iglesia y de Francia, que os cedan el puesto. Nos
medimos ciertamente la extensión del sacrificio que de ellos solicitamos, pero
sabemos que son bastante generosos para realizarlo, y de antemano, en el nombre
de Nuestro Señor Jesucristo, de quien somos representantes indignos, les damos
por ello Nuestra bendición. En cuanto a os miembros de "Le Sillon",
queremos que se agrupen por diocesis para trabajar bajo la dirección de los
obispos respectivos, así en la regeneración cristiana y católica del pueblo
como en el mejoramiento de su suerte. Esos grupos diocesanos serán, por de
pronto, independientes unos de otros, y a fin de demostrar bien que han roto
con los errores pasados, tomaran el nombre de "sillons" católicos
("surcos católicos"), y cada uno de sus miembros anadiran a su titulo
de "sillonista" el mismo calificativo de católico. Por supuesto que
todo "sillonista" católico quedara libre de conservar, por otra
parte, sus preferencias politicas, depuradas de todo lo que en la materia no
sea enteramente conforme con la doctrina de la Iglesia. Que si hubiese grupos,
Venerables Hermanos, que se negasen a someterse a estas condiciones, deberiais
entender que de hecho rehusan someterse a vuestra dirección; y entonces habria
que examinar si se cinen a la politica o economia pura, o si perseveran en sus
antiguos errores. En el primer caso, es claro que no os habriais de ocupar de
ellos mas que del común de los fieles; en el segundo, deberiais proceder en la
forma conveniente, con prudencia, pero también con firmeza. Los sacerdotes
habran de mantenerse totalmente apartados de los grupos disidentes,
contentandose con prestar los auxilios del santo ministerio individualmente a
sus miembros y aplicarles en el tribunal de la penitencia las reglas comunes de
la moral relativas a la doctrina y a la conducta. Cuanto a los grupos
católicos, los sacerdotes y seminaristas, si bien los favoreceran y secundaran
se abstendran no obstante de agregarse a ellos como miembros; porque conviene
que la milicia sacerdotal se mantenga en una esfera superior a las asociaciones
laicas, aun las mas utiles y animadas del mejor espíritu.
41. Plegaria del Papa por los sillonistas y Bendición
papal.
41
Tales son las providencias prácticas con que hemos
creido necesario sancionar esta Carta acerca de "Le Sillon" y de los
"sillonistas". Que el Señor se digne, se lo rogamos del fondo del
alma, hacer entender a esos hombres y a esos jóvenes las graves razones que la
han dictado, que les dé la docilidad del corazón con el valor de probar a la
faz de la Iglesia a sinceridad de su fervor católico; y a vosotros, Venerables
Hermanos, que l os dé a sentir para con ellos, pues quedan en adelante
vuestros, los afectos de un corazón enteramente paternal.
En esta esperanza y para alcanzar tan deseables
resultados, Nos os concedemos de todo corazón, así como a vuestro Clero y a
vuestro pueblo, la bendición Apóstolica.
Dado en Roma, junto a San Pedro, el 23 de agosto de
1910, ano octavo de Nuestro Pontificado. Pio, Papa X
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