El Santo Oficio castiga a las hermanas americanas








CIUDAD DEL VATICANO, 30 de abril de 2012 –




Congregatio Pro Doctrina Fidei

EVALUACIÓN DOCTRINAL DE LA "LEADERSHIP CONFERENCE OF WOMEN RELIGIOUS"


I. Introducción


El contexto en el que mejor se sitúa la actual evaluación doctrinal de la "Leadership Conference of Women Religious" (LCWR), la conferencia de las superioras religiosas en los Estados Unidos de América, está articulado por el Papa Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica Post-sinodal “Vita consecrata” de 1996. Comentando el don del carisma de la vida religiosa en la Iglesia, el Papa Juan Pablo II dice: "En los fundadores y fundadoras aparece siempre vivo el sentido de la Iglesia, que se manifiesta en su plena participación en la vida eclesial en todas sus dimensiones, y en la diligente obediencia a los Pastores, especialmente al Romano Pontífice. En este contexto de amor a la Santa Iglesia, 'columna y fundamento de la verdad' (1 Tm 3, 15), se comprenden bien… la plena comunión eclesial en la que han participado santos y santas, fundadores y fundadoras, en épocas muy diversas de la historia y en circunstancias a veces harto difíciles. Son ejemplos en los que deben fijarse de continuo las personas consagradas, para resistir a las fuerzas centrífugas y disgregadoras, particularmente activas en nuestros días. Un aspecto distintivo de esta comunión eclesial es la adhesión de mente y de corazón al magisterio de los Obispos, que ha de ser vivida con lealtad y testimoniada con nitidez ante el Pueblo de Dios por parte de todas las personas consagradas, especialmente por aquellas comprometidas en la investigación teológica, en la enseñanza, en publicaciones, en la catequesis y en el uso de los medios de comunicación social. Puesto que las personas consagradas ocupan un lugar especial en la Iglesia, su actitud a este respecto adquiere un particular relieve ante todo el Pueblo de Dios" (n. 46).

La Santa Sede reconoce con gratitud la gran contribución de las religiosas a la Iglesia en los Estados Unidos, tal como se ve en la gran cantidad de escuelas, hospitales e instituciones de apoyo a los pobres que han sido fundadas y dotadas de personal por los religiosos a lo largo de los años. El Papa Juan Pablo II expresó bien su gratitud en el encuentro que tuvo con los religiosos de los Estados Unidos en San Francisco el 17 de septiembre de 1987, cuando dijo: "Me alegro mucho de vuestro profundo amor hacia la Iglesia y por vuestro generoso servicio al pueblo de Dios… La validez de los sistemas sanitarios y educativos católicos y la red, altamente desarrollada, de los servicios sociales en la Iglesia no existirían hoy en día si no fuera por la motivada dedicación y la abnegación de los que nos han precedido. El vigor espiritual de tantos católicos testimonia los esfuerzos de generaciones de religiosos en este país. La  historia de la Iglesia en esta tierra se identifica en gran medida con vuestra historia al servicio del pueblo de Dios." La renovación de la Conferencia de Superioras Religiosas, que es el objetivo de esta evaluación doctrinal, apoya este carisma esencial de los religiosos, que ha sido muy evidente en la vida y crecimiento de la Iglesia católica en los Estados Unidos.

A la par que reconocemos que esta evaluación doctrinal concierne a una conferencia concreta de superiores mayores y, por lo tanto, no pretende juzgar la fe y la vida de las religiosas que forman parte de las congregaciones miembros de esta conferencia, sin embargo la evaluación revela serios problemas doctrinales que afectan a muchas consagradas. A nivel doctrinal, esta crisis está caracterizada por una disminución del centro cristológico fundamental y foco de la consagración religiosa lo que lleva, a su vez, a una pérdida del “constante y vivo sentido de la Iglesia” entre algunas religiosas. La actual evaluación doctrinal se plantea a raíz de una preocupación sincera por la vida de la fe en algunos Institutos de Vida Consagrada y Sociedades para la Vida Apostólica. Se plantea, también, desde la convicción que el trabajo de cualquier conferencia de superiores mayores de religiosas puede, y debe ser, un medio provechoso para afrontar la situación actual y apoyar a la vida religiosa en su sentido más “radical”, es decir, en la fe en la cual está radicada. Según el Derecho Canónico, las conferencias de superiores mayores son una expresión de la colaboración entre la Santa Sede, los Superiores Generales y las conferencias episcopales locales para apoyar a la vida consagrada. La preocupación general de la evaluación doctrinal es, por lo tanto, asistir a la Conferencia de Superioras Religiosas (LCWR) de los Estados Unidos a poner en práctica una eclesiología de comunión fundada en la fe en Jesucristo y la Iglesia como fundamento esencial para su importante servicio a las comunidades religiosas y a todos los consagrados.


II. La evaluación doctrinal


La decisión de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) de emprender una evaluación doctrinal de la Conferencia de Superioras Religiosas (LCWR) fue comunicada a la presidencia de la Conferencia durante su encuentro con el Cardenal William Levada en Roma, el 8 de abril de 2008. En este encuentro se indicaron las tres principales áreas de preocupación que motivaron la decisión de la Doctrina de la Fe para iniciar la evaluación:

A) Discursos a las Asambleas de la LCWR – Los discursos pronunciados durante las asambleas anuales de la LCWR evidencian declaraciones problemáticas y serios errores teológicos, incluso doctrinales. El cardenal ofreció como ejemplo concreto pasajes de la alocución de la Hermana Laurie Brink sobre algunos religiosas “yendo más allá de la Iglesia” o, incluso, más allá de Jesús. Esto es un desafío no sólo para las creencias católicas esenciales: un rechazo como éste de la fe es también una seria fuente de escándalo y es incompatible con la vida religiosa. Estas inaceptables posiciones quedan sin respuesta de forma rutinaria por parte de la LCWR, la cual debería proporcionar recursos a las congregaciones miembros para que fomenten una visión eclesial de la vida religiosa, ayudando de este modo a corregir una visión errónea de la fe Católica como ejercicio importante de la caridad. Algunos pueden ver en el análisis de la Hna. Brink una instantánea fenomenológica de la vida religiosa de hoy en día, pero los Pastores de la Iglesia deben ver en él también una petición de ayuda.

B) Políticas de Desacuerdo Colectivo – El cardenal habló de este asunto refiriéndose a cartas recibidas por la CDF de “Equipos Directivos” de varias congregaciones, entre ellas de dirigentes de la LCWR, en las que protestaban sobre las acciones de la Santa Sede que conciernen la cuestión de la ordenación de las mujeres y un enfoque pastoral correcto al ministerio de personas homosexuales, p.ej., cartas sobre las conferencias de New Ways Ministry. Los términos de las cartas sugieren que estas hermanas, de forma colectiva, defienden una posición que no es acorde con las enseñanzas de la Iglesia en materia de sexualidad humana. Es un problema serio que estos “Equipos Directivos” no proporcionen un liderazgo y ejemplo efectivo a sus comunidades, sino que más bien se sitúen fuera del magisterio de la Iglesia.

C) Feminismo radical – El cardenal observó la prevalencia de ciertos temas feministas radicales incompatibles con la fe Católica en algunos de los programas y presentaciones respaldados por la LCWR, incluyendo interpretaciones teológicas que corren el riesgo de distorsionar la fe en Jesús y su amado Padre, que envió a su Hijo para la salvación del mundo. Es más, algunos comentarios sobre el “patriarcado” distorsionan el modo en que Jesús ha estructurado la vida sacramental en la Iglesia; otras incluso socavan las doctrinas reveladas de la Santísima Trinidad, la divinidad de Cristo y la inspiración de las Sagradas Escrituras.

Por consiguiente, en una carta fechada 18 de febrero de 2009, la CDF confirmó su decisión de emprender una evaluación doctrinal de la LCWR y nombró a Su Excelencia Mons. Leonard Blair, obispo de Toledo, como el delegado de la CDF para dicha evaluación. Esta decisión se debatió a fondo con la Presidencia de la LCWR durante su visita a la CDF el 22 de abril de 2009. Durante este encuentro, el Cardenal Levada confirmó que la evaluación doctrinal era el resultado de varios años de observación del contenido doctrinal de las declaraciones de la LCWR y sus conferencias anuales. La preocupación principal de la evaluación es la doctrina de la fe que fue revelada por Dios en Jesucristo, presentada de forma escrita y por inspiración divina en los Evangelios y transmitida por la Tradición Apostólica bajo la guía del Magisterio de la Iglesia. Es en esta doctrina Apostólica, que el Concilio Vaticano II enseña por completo y en detalle, que debe subyacer el trabajo de una conferencia de superiores mayores de religiosos que, por su naturaleza, tienen una relación canónica con la Santa Sede, y donde muchos de sus miembros son de derecho Pontificio.

Mons. Leonard Blair comunicó una serie de “Observaciones” doctrinales al LCWR en una carta fechada 11 de mayo de 2009, y posteriormente se reunió con la presidencia el 27 de mayo de 2009. La presidencia del LCWR respondió a las “Observaciones” en una carta fechada 20 de octubre de 2009. Basándose en esta respuesta y en la correspondencia posterior entre la presidencia del LCWR y el Delegado, Mons. Blair presentó sus conclusiones a la CDF el 22 de diciembre de 2009.

El 25 de junio de 2010, Mons. Blair presentó más documentación sobre el contenido del “LCWR’s Mentoring Leadership Manual”, y también sobre las organizaciones relacionadas con la LCWR, concretamente “Network” y “The Resource Center for Religious Institutes”. Los documentos revelan que, si bien la LCWR por una parte ha llevado adelante una gran cantidad de trabajo promoviendo temas de justicia social en armonía con la doctrina social de la Iglesia, por otra no dice nada respecto al derecho a la vida desde la concepción a la muerte natural, una cuestión que es parte del intenso debate público sobre el aborto  y la eutanasia en los Estados Unidos. Además, temas de crucial importancia para la vida de la Iglesia y la sociedad como la visión bíblica de la Iglesia sobre la vida familiar y la sexualidad humana no forman parte de la agenda de la LCWR, en el modo como indica el magisterio de la Iglesia. Es más, declaraciones públicas esporádicas de la  LCRW que indican desacuerdo o desafío hacia las posiciones de los Obispos, los cuales son los auténticos maestros de fe y moral de la Iglesia, no son compatibles con su propósito.

Toda la documentación de la evaluación doctrinal, incluyendo las respuestas de la LCWR, fue presentada en la Sesión Ordinaria del Cardenal y los Obispos miembros de la CDF el 12 de enero de 2011. La decisión de dicha Sesión Ordinaria fue:

1) La actual situación doctrinal y pastoral de la LCRW es grave y es motivo de gran preocupación, dada la influencia que la LCRW ejerce en algunas congregaciones religiosas en otras partes del mundo;

2) Una vez haya concluido la actual visita pastoral de las comunidades religiosas femeninas en los Estados Unidos, la Santa Sede deberá intervenir prudentemente con los pasos necesarios para reformar la LCRW;

3) La Congregación para la Doctrina de la Fe examinará las distintas formas de intervención canónica a disposición para resolver los aspectos problemáticos presentes en la LCRW.

El Santo Padre, Papa Benedicto XVI, en una audiencia concedida al prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Cardenal William Joseph Levada, el 14 de enero de 2011, aprobó las decisiones de la Sesión Ordinaria de la Congregación y ordenó su implementación. Esta acción del Santo Padre debe entenderse en virtud del mandato dado por el Señor a Simón Pedro como la piedra sobre la cual Él fundó su Iglesia (cfr. Lucas 22:32): “Pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos.” Este pasaje del Evangelio se ha aplicado desde hace tiempo al papel de los Sucesores de Pedro como Cabeza del Colegio Apostólico de Obispos; se aplica también al papel del Papa como Guía y Pastor de la Iglesia Universal. Una parte del grey motivo de preocupación pastoral por parte del Papa son las religiosas de vida apostólica que, a través de los siglos, han sido instrumento en la construcción de la fe y la vida de la Santa Iglesia de Dios, testimoniando el amor de Dios por la humanidad mediante muchas obras caritativas y apostólicas.

Visto que el Informe Final de la Visita Apostólica de las Religiosas en los Estados Unidos ha sido ya enviado a la Santa Sede (diciembre de 2011), la CDF ha decidido implementar las decisiones aprobadas por el Santo Padre, mencionadas más arriba, como una extensión de su alcance pastoral a la Iglesia en los Estados Unidos. Con el propósito de implementar estas decisiones, y reunida con la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA) y la Congregación para los Obispos, la Congregación para la Doctrina de la Fe ha decidido ejecutar el mandato para asistir en la reforma necesaria de la Conferencia de Superioras Religiosas mediante el nombramiento de un Arzobispo Delegado que deberá trabajar – con la asistencia de un grupo de asesores (obispos, sacerdotes y religiosas) - con la dirección de la LCWR con el fin de alcanzar los objetivos necesarios para tratar los problemas explicados en esta exposición. El mandato dado al Delegado le proporciona la estructura y flexibilidad para el delicado trabajo de dicha implementación.

Este momento parece el más oportuno para este esfuerzo común en vista tanto de la implementación de las recomendaciones de la reciente Visita Apostólica de las religiosas en los Estados Unidos, como por la celebración este año del 50 aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, cuya visión teológica y recomendación práctica para la Vida Consagrada puede servir como plantilla providencial para revisar y renovar la vida religiosa en los Estados Unidos, y el mandato de la ley de la Iglesia para el trabajo de esta conferencia de superioras mayores a la cual pertenecen la gran mayoría de las congregaciones de religiosas en los Estados Unidos.


III. Implementación: conclusiones de la evaluación doctrinal y mandato


1) Principales conclusiones de la evaluación doctrinal


– Asambleas Generales de la LCRW, declaraciones y documentos ocasionales.

Uno de los medios principales a través del cual la LCRW promociona su particular visión de la vida religiosa son las Asambleas anuales que respalda. Durante el proceso de evaluación, Mons. Blair, en carta del 11 de mayo de 2009, presentó a la presidencia de la LCRW un estudio y una evaluación doctrinal tanto de palabras de presentación y declaraciones de la presidencia como de declaraciones del Premio del Liderazgo, durante un periodo de 10 años. Este estudio observó que las declaraciones, aunque no son discursos teológicos académicos “per se”,  sí que tienen contenidos e implicaciones doctrinales y morales que a menudo contradicen o ignoran la enseñanza magisterial.

En su respuesta, la presidencia de la LCRW mantiene que no invita deliberadamente a oradores que adoptan una postura contraria al magisterio de la Iglesia, “cuando éste ha sido declarado la enseñanza autorizada”. Además, la presidencia mantiene que las afirmaciones realizadas por los oradores pertenecen a los mismos, y no insinúan propósitos por parte de la LCRW. Sin embargo, visto los hechos examinados, esta respuesta es inadecuada. El Concilio Vaticano II indica claramente que el auténtico magisterio de la Iglesia llama a la sumisión religiosa del intelecto y la voluntad, y no se limita a dogmas definidos o declaraciones “ex cathedra” (cfr. Lumen Gentium, 25). Por ejemplo, la LCRW expresó públicamente en 1977 su rechazo a expresar su conformidad a la enseñanza “Inter insigniores” sobre la reserva de la ordenación sacerdotal a los  hombres. Este rechazo público nunca fue retractado. Más allá de esto, la CDF entiende que los oradores de las conferencias o asambleas generales no envían sus textos para que sean revisados previamente por la presidencia de la LCRW. Pero, como ha demostrado la evaluación, la suma de esos discursos a lo largo de los años es un tema de seria preocupación.

Varias de las declaraciones en las conferencias de la LCRW presentan una visión o descripción de la vida religiosa que no se ajusta a la fe y práctica de la Iglesia. Visto que la dirección de la LCRW no ha clarificado dichas declaraciones, algunos pueden deducir que dichas posiciones están apoyadas por ella. Como entidad aprobada por la Santa Sede para la coordinación y apoyo de las comunidades religiosas en Estados Unidos, la LCRW tiene también una responsabilidad positiva para la promoción de la fe y para proporcionar a los miembros de sus comunidades, y al más amplio público católico, posiciones claras y convincentes que sostengan la visión de la Iglesia sobre la vida religiosa.

Algunos oradores han declarado que disentir de la doctrina de la Iglesia está justificado como ejercicio del oficio profético. Pero esto se basa sobre una comprensión errónea de la dinámica de la profecía en la Iglesia: justifica la disensión posicionando la posibilidad de divergencia entre el magisterio de la Iglesia y una intuición teológica “legítima” de algunos fieles. La “profecía” como principio metodológico está aquí dirigida “al” Magisterio y a los pastores de la Iglesia, mientras la verdadera profecía es una gracia que acompaña al ejercicio de las responsabilidades de la vida cristiana y los ministerios dentro de la Iglesia, regulados y comprobados por la fe y la enseñanza de la Iglesia. Algunas de las declaraciones en los eventos organizados por la LCRW perpetúan una visión eclesiológica distorsionada, y demuestran escasa consideración del papel del Magisterio como garante de la auténtica interpretación de la fe de la Iglesia.

El análisis de las asambleas generales, los discursos presidenciales y los documentos “ocasionales” revelan, por lo tanto, un doble problema. El primero consiste en un error positivo (p.ej., declaraciones doctrinales problemáticas o refutación formal del magisterio de la Iglesia, observados en los discursos pronunciados en las conferencias o asambleas generales respaldadas por la LCRW). El segundo nivel del problema concierne el silencio y la falta de acción por parte de la LCRW en relación a dicho error, dada su responsabilidad en el apoyo a una visión de la vida religiosa en armonía con la visión de la Iglesia, promoviendo una base doctrinal sólida para la vida religiosa. Con esta evaluación, la CDF quiere ayudar a la LCRW para que sitúe su actividad en un contexto más amplio de la vida religiosa en la Iglesia universal, con el fin de promover una visión de la vida consagrada que concuerde con el magisterio de la Iglesia. En este contexto más amplio, la CDF observa la ausencia de iniciativas por parte de la LCRW que aspiren a promover la acogida del magisterio de la Iglesia, sobre todo en cuestiones difíciles como las tratadas en la Carta Apostólica de Juan Pablo II “Ordinatio sacerdotalis”, y en la enseñanza de la Iglesia sobre homosexualidad.


– El papel de la LCRW en la formación doctrinal de superioras religiosas y formadores

El programa para nuevas superioras y formadores de las comunidades miembros y otros recursos proporcionados a estas comunidades es un área en la cual la LCRW tiene influencia. La evaluación doctrinal encontró que mucho material preparado por la LCRW a este propósito (“Documentos ocasionales”, “Systems Thinking Handbook” – Manuel de Sistemas de Pensamiento-) no tienen suficiente base doctrinal. Estos materiales recomiendan estrategias para el diálogo, por ejemplo, cuando las hermanas están en desacuerdo sobre temas básicos de la fe Católica o práctica moral, pero no está claro si este diálogo está dirigido a la acogida del magisterio de la Iglesia.  Un buen ejemplo podría ser el siguiente: el “Systems Thinking Handbook” presenta una situación en la cual unas hermanas difieren sobre si la Eucaristía debe estar en el centro de una celebración especial de una comunidad, ya que la celebración de la misa necesita un sacerdote ordenado, algo que algunas hermanas consideran “censurable”. Según el “Systems Thinking Handbook”, esta dificultad está enraizada en diferencias a nivel de creencia, pero también en distintos modelos cognitivos (la  “mentalidad occidental” opuesta a un “modelo mental orgánico”). Estos modelos se ofrecen como instrumentos, en lugar del magisterio de la Iglesia, para resolver la controversia de si celebrar o menos la misa. Por lo tanto, el “Systems Thinking Handbook” presenta un modelo neutro de liderazgo de la congregación que no presta la debida atención a la responsabilidad que las superioras deben ejercer, a saber: guiar a las hermanas a una apreciación o integración mayor de la verdad de la fe católica.

El Informe Final de la Visita Apostólica de las Comunidades de Religiosas en los Estados Unidos (julio de 2011) observó que los programas de formación en varias comunidades que pertenecen a la LCWR no tienen un contenido doctrinal suficiente, sino que más bien están orientados hacia una formación profesional que concierne distintas cuestiones de preocupación ministerial para el Instituto. Según se informa, otros programas hacen hincapié en su propio carisma e historia y/o la enseñanza social de la Iglesia o la justicia social en general, prestando poca atención a la doctrina Católica básica, como la que contiene el texto autorizado “Catecismo de la Iglesia Católica”. Aunque estos programas de formación no eran el objetivo directo de esta evaluación doctrinal se debe concluir, sin embargo, que la confusión sobre la autentica doctrina de la fe de la Iglesia se ha reforzado, más que corregido, por la falta de contenido doctrinal en los recursos proporcionados por la LCRW a las superioras y a los formadores. La confusión doctrinal que ha debilitado una catequesis sólida a lo largo de los años demuestra la necesidad de una formación doctrinal sólida, tanto inicial como continua, para las religiosas y novicias, como también para los sacerdotes y seminaristas, los ministerios laicales y la vida apostólica. De este modo, podemos esperar que la secularizada cultura contemporánea, con su impacto negativo en la verdadera identidad de los religiosos como cristianos y miembros de la Iglesia, en su práctica religiosa y vida común,  y en su auténtica espiritualidad Cristiana, vida moral y práctica litúrgica, pueda ser superada fácilmente.


2) El mandato para implementar la evaluación doctrinal

En la ley universal de la Iglesia (Código de Derecho Canónico [CDC] para la Iglesia Latina), los Cánones 708 y 709 tratan del establecimiento y trabajo de las conferencias de los superiores mayores:

Canon 708: "Los Superiores mayores pueden asociarse provechosamente en conferencias o consejos, para que, en unidad de esfuerzos, trabajen ya para conseguir más plenamente el fin de cada instituto, quedando a salvo su autonomía, su carácter y espíritu propio, ya para tratar los asuntos comunes, ya para establecer la conveniente coordinación y cooperación con las Conferencias Episcopales, así como con cada uno de los Obispos".

Canon 709: "Las conferencias de Superiores mayores tengan sus propios estatutos aprobados por la Santa Sede, a la que únicamente corresponde erigirlas como persona jurídica y bajo cuya suprema autoridad permanecen".

A  la luz de estos cánones, y en vista de las conclusiones de la evaluación doctrinal, está claro que debe ponerse mayor énfasis tanto en la relación de la LCRW con la Conferencia Episcopal, como en la necesidad de proporcionar una base doctrinal sólida en la fe de la Iglesia, como trabajo para “conseguir más plenamente el fin de cada instituto.”

Por lo tanto, con el fin de implementar un proceso de revisión y conformidad con las enseñanzas y disciplina de la Iglesia, la Santa Sede, a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe, nombrará a un Arzobispo Delegado, asistido por dos Obispos, para la revisión, guía y aprobación, según sea necesario, del trabajo de la LCWR. El Delegado informará a la CDF que, a su vez, informará y se consultará con la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica y la Congregación para los Obispos.

El mandato del Delegado incluirá lo siguiente:

1) Revisar los estatutos de la LCWR para asegurar una mayor claridad sobre el objetivo de la misión y responsabilidades de esta conferencia de superioras mayores. Los estatutos revisados serán sometidos a la Santa Sede para su aprobación por parte de la CIVCSVA.

2) Revisar los planes y programas de la LCWR, incluyendo las asambleas generales y publicaciones, para asegurar que el objetivo de la misión de la LCWR se realice de acuerdo con las enseñanzas y disciplina de la Iglesia. En particular:

– el “Systems Thinking Handbook” debe ser retirado de la circulación en espera de su revisión;
– los programas de la LCWR para (futuras) superioras y formadores debe ser reformado;
– los oradores y presentadores en programas importantes estarán sujetos a la aprobación del Delegado.

3) Crear nuevos programas de la LCWR para las congregaciones miembros para el desarrollo de material de formación inicial y continua, que proporcione una mayor comprensión de la doctrina de la fe de la Iglesia.

4) Revisar y guiar en la aplicación de las normas y textos litúrgicos. Por ejemplo:

la Eucaristía y la Liturgia de las Horas serán prioritarios en los eventos y programas de la LCWR.

5) Revisar los vínculos de la LCRW con organizaciones afiliadas, como p.ej., “Network” y “Resource Center for Religious Life”.
El mandato del Delegado tendrá una duración de hasta cinco años si se considera necesario. Para asegurar el vínculo necesario con la USCCB (Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos) en vista del Can. 708, la Conferencia Episcopal deberá establecer un vínculo formal (p.ej., la creación de una comisión) con el Delegado y los obispos asistentes. Para facilitar la realización de estos objetivos, el Delegado está autorizado a formar un Equipo Asesor (clero, religiosas y expertos) para que le ayuden en el trabajo de implementación.

Será tarea del Arzobispo Delegado trabajar conjuntamente con los dirigentes de la LCWR para alcanzar los objetivos trazados en este documento, e informar del progreso de este trabajo a la Santa Sede. Dichos informes serán revisados por el Delegado en los encuentros regulares entre los dicasterios de la CDF y la CIVCSVA. De este modo, la Santa Sede espera ofrecer una importante contribución al futuro de la vida religiosa en la Iglesia de los Estados Unidos.


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